El Miraísmo se dirige a formar una realidad diferente a partir del cambio en el ser humano. La integridad, el buen ejemplo, y la permanente búsqueda de la dignidad humana y del bien común, marcan esta ideología llevada a la práctica.

Es asimismo un sistema de valores y principios que rigen comportamientos virtuosos,  orientados al disfrute  de la dignidad humana y la calidad de vida de todas las personas. Para ello, procura el equilibrio entre lo social, lo económico y lo ambiental.

Más que una teoría es una forma de comprender la realidad y de actuar  correctamente que promueve la formación de una comunidad activa, mediante una cultura política democrática y deliberativa. Ello implica la construcción de espacios comunitarios para el intercambio de argumentos, la toma de decisiones colectivas y resolución de conflictos, el diálogo y cooperación entre la sociedad civil y las instituciones estatales,  la construcción e implementación de propuestas que busquen el bienestar de todos.

El Miraísmo trabaja por una sociedad con fundamentos éticos, donde se generen oportunidades equitativas para el ejercicio pleno de la ciudadanía, y el desarrollo de las capacidades personales  y sociales. En ese proceso prioriza la defensa de los derechos humanos, la equidad de género y la formación política y humana de la infancia y de los jóvenes, logrando así el mejoramiento de las condiciones de vida y la realización de la dignidad de todos y todas.

 

Poder Comunitario: El gobierno desde lo local

El Miraísmo entiende que cada sociedad es diferente y que no existe un mismo camino recorrido y por recorrer, reconoce igualmente la existencia de múltiples subjetividades e intersubjetividades en cuanto a la historia, condiciones materiales y sociales de vida; es por esto que propone unas herramientas conceptuales básica  desde las cuales se puedan construir diferentes propuestas para el desarrollo y progreso autodeterminado de cada sociedad.

Poder Comunitario:

Es la capacidad que tiene la comunidad como colectivo para transformar la realidad a través de la deliberación, propendiendo por el bien común y los intereses generales, enmarcada en la solidaridad, confianza, comunicación y corresponsabilidad social.

El poder comunitario es el espacio para el ejercicio de una ciudadanía activa y solidaria dentro de las esferas de participación y democracia para que por medio de la generación de opiniones colectivas y dinámicas de organización social, se puedan reivindicar y construir propuestas, tomar decisiones e integrar realidades diversas.

Es labor del Miraísmo activar el poder comunitario para facilitar el acercamiento de la política a los centros de poder locales que son los más próximos y tangibles a las personas, además de hacer más visibles a las comunidades y rescatar el sentido renovado de ciudadanía frente a la diversidad étnica, económica y social.

El poder comunitario considera la comunidad más que una agregación voluntaria de persona, como la adhesión identitaria que descubren, un elemento constitutivo de sí mismos, identidad que comienza en el territorio local, pero que continua en las demás esferas poblacionales o de interés.

El Miraísmo cree que el poder esta en la comunidad, en la posibilidad que tiene de organizarse y la potencialidad de su unión. Es por esto que el Miraísmo fundamenta sus acciones sociales en la Gestión comunitaria; búsqueda de soluciones de los problemas más cercanos a través de la autogestión o de terceros y a través de la cooperación social.

La Cooperación social es el trabajo entre ciudadanos libres e iguales, actuando en comunidad, en el marco de comportamientos tolerantes e instituciones justas e imparciales. Para el Miraísmo la cooperación social es la maximización del respecto por el otro como ser humano y a la vez, es el espacio de aprovechamiento del saber social o comunitario para el aprendizaje y reproducción social.

Para el Miraísmo, la cooperación social se complementa con la formación de ciudadanos virtuosos y proactivos, que constantemente estén buscando el bienestar de todos a través de la asociatividad y el compromiso.

Esta formación ciudadana comienza en la familia, es labor de la escuela y del Estado y busca el empoderamiento de los derechos y deberes para garantizar la paz, la Dignidad Humana, la confianza mutua y en definitiva, el progreso social.

El medio más oportuno para la materialización de la cooperación social es el trabajo en red, porque permite la activación de relaciones de diálogo en un mismo lenguaje para el intercambio de visiones, recursos y oportunidades; y además es una vía ordenada de acción conjunta para la satisfacción de necesidades, la asignación de derechos y responsabilidades, para la eficiencia en la comunicación, control de la acciones y contingencias, mediante la existencia de una estructura y procesos flexibles.

Dentro los fundamentos sociales del Miraísmo, se resalta el concepto de Familia como el punto de inicio de las sociedades que por naturaleza han sido constituidas por el ser humano; es desde esta estructura que comienza la formación de seres fundados en principios y valores que conducen a la renovación y perfeccionamiento de las personas y de los colectivos que constituyen.

Es por eso que el concepto de familia es el espacio básico donde emergen, desde sentimientos afectivos y de solidaridad, las relaciones sociales virtuosas desde las cuales se estructura el Miraísmo.

La familia nuclear para el Miraísmo esta compuesta inicialmente por un hombre y una mujer y los hijos resultantes de la unión entre ellos. Esta familia nuclear y a su vez la extensa, constituida por el resto de personas consideradas como tales, son protagonistas en la construcción de entornos para la formación de cada quien, que desde que nacen tienen la posibilidad de construir su concepción como ser humano y su labor en la sociedad.

Es por esto que la familia tiene el deber de participar activamente en la construcción y promoción del Humanismo Integral y Aplicado a través del ejercicio principalmente de la igualdad y respeto reciproco entre sus integrantes.